El flamenco y las juventudes del futuro

Hace poco, un amigo y yo teníamos esta conversación, que la verdad terminó en discusión, porque no conseguimos ponernos de acuerdo de ninguna de las maneras. Conversábamos sobre la incidencia que tenía el flamenco en los jóvenes de hoy en día: si de verdad les gustaba, si había bastantes aficionados entre ellos, si la tendencia era a que aumentaran o a que desapareciera, qué era lo que gustaba más… Tocamos muchos temas, pero en lo que discrepábamos era en si en realidad el flamenco tenía el suficiente tirón como para tener continuación en el futuro; mi amigo decía que sí, que la gente joven se interesaba y que tenía mucha influencia entre ellos, y por el contrario pensaba que de ninguna manera, y que acabaría por perderse.

Hace unos años empezaron a surgir diferentes tendencias musicales que tenía raíces en el flamenco, es cierto, y que parecía que conectaban perfectamente con el público joven. Melodías con aires de rumba, de bulerías, incluso de saetas, que fusionadas con otros ritmos más actuales parecía que tenían mucho tirón; surgieron así cantantes que encontraron en este tipo de música su sitio, cuando no podían haber triunfado interpretando cante jondo, el verdadero cantar flamenco por excelencia, ni ninguna de sus otras vertientes quizá más alegres, pero con la misma dificultad interpretativa. ¿Es esto malo? Por supuesto que no, pero la cuestión es si verdaderamente se pierde la esencia de la canción flamenca en estos menesteres.

Al toque de guitarra también empezaron a añadírsele otros instrumentos para acompañarlo, y otra vez podríamos volver a la misma pregunta. Las melodías tiene un inconfundible sonido flamenco, y sus raíces así lo testimonian, pero si se fusionan con otros sonidos que no son la percusión de la caja flamenca, ¿estaremos saliendo del verdadero sentir flamenco que sólo una guitarra española puede provocar? Si la respuesta es sí, es que gusta el flamenco puro y duro, el de la vieja escuela, y entonces habría que decidir si ciertamente eso es lo que esperamos de él.

En cuanto al baile, quizá sea lo que menos se ha visto afectado, aunque también haya tenido alguna que otra modificación. Pero los bailaores y bailaoras, por lo general, siguen fieles a los pasos propios del viejo arte, y son pocos lo que se atreven a fusionar esos pasos con otros de otras disciplinas, ya que por lo general el público no pide demasiado esas modernidades. Los aficionados al baile flamenco no piden mucho más que ver ese espectáculo sobre un tablao, así que en este ámbito los experimentos no suelen ser muy apreciados: un buen par de tacones y unos pies habilidosos suelen ser suficientes para que el espectáculo esté asegurado.

Al final, la cuestión es simple: ¿debemos aceptar que el arte del flamenco se vea influenciado por otros tipos de música, danza o cante, y una vez que eso sucede, consideramos que sigue siendo flamenco? ¿O precisamente por dejarse influir por esos otros tipos de arte, perderá la esencia y dejará de poder llamarse así? ¿Son los jóvenes culpables en alguna medida de eso, incapaces de poder apreciar en toda su plenitud el antiquísimo arte del flamenco, que parece algo que no está hecho para ellos? ¿O realmente sigue siendo objeto de interés para la juventud, y podrá renacer poco a poco con cada nueva generación?

Son muchas las preguntas que nos hicimos aquella tarde, pero las conclusiones, como digo, fueron muy pocas. Luego, acabamos riendo y pensando que, si nos habíamos pasado horas hablando de ese tema, estaba claro que el flamenco era una cosa viva, que seguía interesando, por lo menos a nosotros, que tampoco éramos tan mayores. Claro que mientras yo sostenía que había que decantarse por el modo puro de este arte, y que si no, no era auténtico, mi amigo pensaba que era de pensamiento demasiado cerrado, y que si el flamenco era capaz de integrarse en el mundo moderno influyendo en otras disciplinas artísticas, y así conseguía ganar adeptos, no debíamos protestar, si no alegrarnos de que fuera así. En fin, para gustos, los colores, pero en realidad, es perfecto que aún pueda ser capaz de generar discusiones así.